Ser administrador de propiedad horizontal es una labor que trasciende la simple gestión de recursos. Es una posición de liderazgo que exige un balance perfecto entre conocimiento técnico, habilidades interpersonales y un alto sentido de la responsabilidad.

La Ley 675 de 2001 es el pilar fundamental, pero un administrador exitoso debe ser un aprendiz constante. Es crucial mantenerse actualizado con los decretos y circulares del gobierno, sentencias de la Corte Constitucional y regulaciones locales. Los cursos, capacitaciones, congresos, convenciones, ferias, diplomados en propiedad horizontal y certificarse como administrador no son un lujo, sino una necesidad para una gestión eficiente y profesional.

Además del conocimiento, las habilidades blandas son indispensables para la convivencia. Un administrador debe ser un mediador conciliador, capaz de resolver conflictos de manera pacífica, pero también con el carácter para tomar decisiones firmes y hacer cumplir el reglamento.

El valor de la responsabilidad legal y financiera

Como representante legal de la copropiedad, el administrador asume una gran responsabilidad. Maneja presupuestos significativos, responde legalmente por sus decisiones y es clave para el bienestar financiero y legal de toda la comunidad.

Por esta razón, la propuesta económica de un administrador debe reflejar este alto nivel de compromiso, el conocimiento, la experiencia y la capacidad para afrontar riesgos.

 “La actividad de administración de propiedad horizontal exige profesionalismo, dedicación y un equilibrio entre la técnica y la humanidad. Su propuesta económica es el reflejo de todo lo que aporta: su tiempo, su conocimiento, su experiencia y el alto nivel de responsabilidad que asume