Nuestras emociones, nuestros conflictos

Los seres humanos somos demasiado complejos, somos Espíritu, alma y cuerpo, tres elementos que deberían funcionar sincronizadamente, en armonía perfecta, pero cada día vemos como esa cadena que debería ser un todo, se separa más y sus funciones parecieran pertenecer a un conjunto diferente.

Espíritu: no sabemos qué pasa ahí, uno ve deambular a las personas como entes, como robots y caminan casi que por inercia y es ahí donde uno se pregunta: ¿viven? ¿O solo existen? Cuerpo: Nos hemos vuelto cada vez más irresponsables, no cuidamos ni aún nuestra propia integridad, las autoridades deben multarnos para que crucemos una calle con cuidado y no seamos arrollados por un vehículo, para que no conduzcamos en estado de embriaguez, para que no dejemos a los hijos solos en la calle, ni en la casa, para que les brindemos alimento y protección.

¿Qué nos pasa? Alma: allí están los pensamientos, la voluntad y nuestras emociones; ahí sí que tenemos dificultades, la mayoría estamos permitiendo que un vehículo llamado emociones, sea el que gobierne sin control todo nuestro ser, el resultado dependerá del conductor de éste. Las emociones son el vehículo que nos puede llevar a la cima o nos puede conducir a un precipicio, depende de qué combustible le pongamos, a quién le permitamos conducirlo y qué caminos recorremos.

Las emociones sin control nos pueden llevar a cometer los peores errores de la vida, solo cuando las conocemos, las podemos manejar, logramos tener control sobre las mismas. A diario nos quejamos del maltrato hacia los administradores de propiedad horizontal, pero, qué pasa con ellos; ¿será que manejan a la perfección ese vehículo emocional? ¿O le permitimos que navegue como un gran barco sin timón? Los grandes barcos son manejados por un pequeño timón y aunque pasen por grandes tempestades, ese pequeño artefacto, llamado timón no aumenta de tamaño, las enfrenta y le da dirección al barco sin equivocarse, en nuestro cuerpo ese pequeño timón se llama “lengua”, con ella dirigimos, controlamos, animamos, o destruimos a quien se nos acerca y el motor que la mueve se llama “emociones”, hay una palabra que si se aplicara, el mundo cambiaria: “quien domina la lengua, es capaz de dominar todo su cuerpo”, es con ella que lastimamos, agredimos, acabamos, por eso empecemos a conocer nuestras emociones; si sabemos qué cosas nos irritan, evitémoslas; busquemos la compañía de personas no tóxicas y cuando sintamos que vamos a decir algo que puede lastimar o dañar a alguien, callemos, guardemos silencio y veremos cómo todo a nuestro alrededor empieza a cambiar.

El mundo entero está convulsionado, dificultades las hay en todas partes, en todas las profesiones, oficios y quehaceres cotidianos, no es solo en la propiedad horizontal, pero este gremio sí tiene la responsabilidad de marcar la diferencia y eso solo se puede hacer dando ejemplo, modelando una nueva manera de responder ante las cosas que no agradan tanto, exigiendo los derechos, pero también asumiendo los deberes; nadie dijo que sería fácil, pero se puede lograr, de uno en uno podemos sumar y cuando menos lo pensemos, seremos muchos haciendo las cosas diferentes, para que sucedan cosas extraordinarias; el cambio comienza por nosotros, el cambio viene de adentro, no de afuera, por eso comencemos hoy por nosotros, de lo contrario, no esperemos que pase nada en quien está frente a nosotros.