El retorno a lo comunitario

La sociedad actual está pidiendo a gritos el retorno a lo comunitario y sobre esto hay varios síntomas que hablan de este fenómeno. Yo vivo en Bogotá, en la localidad de Usaquén, al norte de la ciudad, y me inquieta que, en mi trabajo como sociólogo, he identificado dos asuntos que en general provocan seria preocupación y malestar a la ciudadanía; el primero es la inseguridad y el segundo, mucho más complejo de traducir, se relaciona con la convivencia, la cultura ciudadana y la salud mental de las personas.

Sobre el primero, los ciudadanos han optado por construir frentes de seguridad, que consisten en que, un número plural de vecinos, en articulación con la Policía, crean un grupo de WhatsApp y desde ahí comparten información.

Sin embargo, estos frentes se han convertido en organismos reactivos y no preventivos frente a la delincuencia y si bien se trata de una iniciativa racional, en el fondo no están cumpliendo una función disuasiva o preventiva frente al crimen, lo que explica la carencia de un componente esencial y es que los individuos que componen estos colectivos, no interactúan entre ellos, lo que impide que se conozcan en la realidad física, dentro del espacio vital que comparten y así, identifiquen motivos comunes y mecanismos mucho más eficientes para organizarse frente al problema de la inseguridad.

De otra parte, una de las grandes barreras para que la gente interactúe en la realidad física, está relacionada con el segundo problema que mencionamos, el asociado con la convivencia, la cultura ciudadana y la salud mental y es que las personas suelen ver este problema como algo externo a ellos y no como un asunto que ciertamente les incumbe, pues el individualismo profundo en el que estamos inmersos genera que se rompan los lazos de comprensión de los demás y el interés en el otro.

Esto se expresa posteriormente en una relajación de los valores sociales y en una pérdida de sentido a la hora de comunicarnos y de interactuar, aislando a los individuos y conduciéndolos a una indiferencia por lo común y a problemas asociados a la Salud Mental.

Por ende, frente a estos problemas que se correlacionan, es importante trabajar fuertemente en la construcción de estrategias para el encuentro ciudadano y promover tejidos sociales sanos y sólidos para afrontar los problemas públicos desde una dimensión comunitaria, especialmente dentro de la propiedad horizontal, por la forma en como las edificaciones construyen las barreras físicas hacia el espacio público y hacia adentro

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